Tour Zona Reservada del Manu y Blanquillo (7 Días)

Día 1: Cusco – Paucartambo – Bosque Nublado – Bambu Lodge

Nuestra aventura comienza temprano, con el recojo desde tu hotel alrededor de las 5:00 a.m. en un transporte privado cómodo. Desde Cusco, emprendemos el viaje hacia una de las regiones más biodiversas del sureste peruano.

Después de 1 hora y 30 minutos de recorrido, visitaremos las torres funerarias preincaicas de Ninamarca, ubicadas a 3,750 m s.n.m. Este antiguo sitio arqueológico ofrece una mirada al pasado prehispánico de los Andes.

Continuamos por unos 40 minutos hasta llegar a Paucartambo, un encantador pueblo colonial famoso por su arquitectura y tradiciones folclóricas. Aquí podrás desayunar y disfrutar de una explicación de aproximadamente 30 minutos sobre la historia y costumbres del lugar.

Luego ascendemos hasta el Abra Acjanaco (4,000 m s.n.m.), punto de entrada al Parque Nacional del Manu, donde realizamos el registro con pasaporte. Desde este punto, iniciamos el descenso por el bosque de neblina, un ecosistema espectacular lleno de helechos gigantes, orquídeas, heliconias y aves de colores intensos.

Durante el trayecto hacemos paradas y caminatas cortas para observar aves como quetzales, trogones y tucanes, y, con suerte, al oso de anteojos (Tremarctos ornatus), una especie en peligro de extinción.

Al llegar a San Pedro, disfrutamos del almuerzo rodeados por un entorno natural exuberante. Luego caminamos unos minutos más para observar el ritual de cortejo del gallito de las rocas (Rupicola peruviana), ave nacional del Perú. También es posible ver monos.

Por la tarde, llegamos al Bambu Lodge (550 m s.n.m.), donde cenamos y descansamos. El lodge ofrece electricidad, internet, baños privados, duchas y camas con mosquitero.

Día 2: Pilcopata – Atalaya – Navegación por el río Madre de Dios – Boca Manu – Dorado Lodge

Después de disfrutar de un desayuno nutritivo en el lodge, retomamos nuestra travesía en vehículo por aproximadamente 45 minutos rumbo al puerto de Atalaya, punto de inicio de nuestra experiencia fluvial. En el trayecto, el paisaje cambia progresivamente, con vistas a plantaciones de coca, árboles frutales, palmeras y orquídeas silvestres que decoran el camino.

Al llegar al puerto, recibimos nuestras botas de jebe y abordamos un bote a motor para descender por las tranquilas aguas del río Madre de Dios. Esta navegación ofrece oportunidades constantes de avistamiento de fauna. Es posible observar aves como garzas, martines pescadores y diferentes tipos de buitres, incluyendo el majestuoso buitre rey (Sarcoramphus papa), fácilmente reconocible por sus vivos colores y su tamaño imponente.

Durante la ruta realizamos una parada en aguas termales naturales, donde puedes disfrutar de un baño relajante rodeado por el entorno selvático. Luego, degustamos un almuerzo tipo picnic en la orilla del río, disfrutando del aire puro y la tranquilidad.

Si el tiempo lo permite, hacemos una visita breve a la comunidad nativa de Diamante, habitada por el grupo étnico Yine, donde conocerás sus casas tradicionales y algunas de sus frutas silvestres más representativas.

Por la tarde, continuamos río abajo hasta llegar al pueblo de Boca Manu (280 m s.n.m.). Alrededor de las 5:00 p.m. llegamos al albergue Dorado Lodge (280 m s.n.m.), donde pasaremos la noche en plena selva. Disfrutaremos de una cena reconfortante y nos alojaremos en habitaciones con baño privado. El albergue cuenta con energía solar y conexión a internet disponible entre las 6:00 p.m. y las 9:00 p.m.

Día 3: Boca Manu – Ingreso a la Zona Reservada – Casa Matsiguenka – Caminata Nocturna

Luego de un buen desayuno en el lodge, nos preparamos para una de las partes más emocionantes del viaje: el ingreso a la Zona Reservada del Parque Nacional del Manu, uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta.

A bordo de nuestro bote a motor, navegamos por el río Manu y realizamos una breve parada en el puesto de control Limonal, donde los guardaparques registran nuestro ingreso. Desde este punto comienza un tramo de selva prístina y protegida, accesible solo con permisos especiales.

Mientras descendemos por el río, nos adentramos en un ecosistema intacto, hábitat de una impresionante variedad de fauna. Podremos observar animales como tortugas, capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris), caimanes de anteojos (Caiman crocodilus), y, si la fortuna nos acompaña, al esquivo jaguar (Panthera onca), el gran felino de Sudamérica.

Durante la navegación, el guía especializado interpretará los sonidos y movimientos de la selva para facilitar los avistamientos, siempre con el mayor respeto por el entorno.

Por la tarde, alrededor de las 4:00 p.m., llegamos a la Casa Matsiguenka, un albergue ecológico gestionado por miembros de la comunidad indígena local. Aquí se asignan las habitaciones, todas equipadas con camas y mosquiteros para una noche confortable en plena selva.

Después de instalarnos y descansar un poco, salimos a realizar una caminata nocturna guiada, ideal para observar insectos, anfibios y algunos mamíferos activos durante la noche. La experiencia ofrece una visión distinta de la vida en la selva.

Cerramos el día con una cena reconfortante y descanso profundo bajo los sonidos de la naturaleza.

Día 4: Casa Matsiguenka – Cocha Salvador – Caminatas y Encuentro Cultural

Iniciamos el día con un desayuno temprano en medio de la selva, seguido de una corta travesía de 30 minutos hasta Cocha Salvador, una de las lagunas más importantes de la Zona Reservada. Esta área, rodeada por bosque primario, es ideal para la observación de fauna silvestre en estado natural.

Exploramos primero los senderos a pie, guiados por un experto local que nos enseña a interpretar los sonidos, huellas y señales del bosque tropical. Luego, nos embarcamos en un catamarán ecológico, diseñado para navegar silenciosamente sin perturbar el entorno. Desde el agua, tenemos grandes posibilidades de observar a las nutrias gigantes (Pteronura brasiliensis), así como aves raras, caimanes y otros animales que habitan esta zona protegida.

Durante esta jornada, también podríamos avistar hasta nueve especies de monos, que se desplazan libremente por las copas de los árboles. Es una oportunidad única para ver cómo interactúan en su entorno natural.

A media mañana, realizamos una visita breve a la Casa Matsiguenka, donde conocemos detalles sobre sus costumbres ancestrales y relación con el bosque. Por la tarde, nos reunimos con miembros de la comunidad nativa Matsiguenka, quienes nos compartirán sus tradiciones, técnicas de artesanía, formas de organización y conexión espiritual con la naturaleza.

Esta experiencia cultural permite comprender el vínculo entre el ser humano y la selva, enriqueciendo aún más nuestro recorrido.

Opcionalmente, quienes lo deseen pueden participar en una caminata nocturna, ideal para observar anfibios, insectos, aves nocturnas y otros animales que se activan al caer el sol.

Día 5: Casa Matsiguenka– Navegación por el Río Madre de Dios – Makisapayoc

Después de un último desayuno en Casa Matsiguenka, nos despedimos de esta zona ancestral para continuar nuestra travesía por el corazón del Parque Nacional del Manu. A bordo del bote, navegamos tranquilamente por el río Madre de Dios, un escenario privilegiado para el avistamiento de fauna silvestre en su estado más puro.

Durante el recorrido, el guía estará atento para ayudarnos a observar distintas especies que habitan las orillas y los márgenes del río: bandadas de aves, monos juguetones, caimanes descansando al sol e incluso, con un poco de suerte, el majestuoso jaguar (Panthera onca) cruzando entre la vegetación.

Después de unas horas de navegación, llegamos al albergue Makisapayoc, rodeado de naturaleza exuberante. Tras instalarnos en nuestras habitaciones, disfrutamos de un breve descanso y el almuerzo.

Por la tarde, salimos a una caminata guiada hacia una collpa de capibaras, donde estos grandes roedores acuden a alimentarse en grupo. Es un excelente lugar para tomar fotografías, disfrutar del silencio del bosque y observar a los animales en su rutina diaria.

El sendero que recorremos atraviesa un paisaje de selva baja, con árboles gigantes y sonidos envolventes que hacen de esta caminata una experiencia íntima con la naturaleza. Además de los capibaras, también podríamos ver aves de ribera, pequeños reptiles o incluso huellas de animales mayores.

Al regresar al lodge, nos espera una cena reconfortante, ideal para cerrar el día. Nos preparamos para una noche tranquila en medio de la selva, con el sonido de los insectos y ranas acompañando nuestro descanso.

Día 6: Makisapayoc – Collpa de Guacamayos Blanquillo – Cocha Blanco – Blanquillo Lodge

Iniciamos el día muy temprano, cuando la selva apenas despierta. Nos dirigimos a una plataforma de observación especialmente construida frente a la collpa de Guacamayos Blanquillo, donde ocurre uno de los espectáculos más asombrosos de la Amazonía: decenas de guacamayos, loros y periquitos llegan volando para alimentarse del barro mineralizado. Mientras presenciamos este festival de colores y sonidos, disfrutamos un desayuno al aire libre, en plena conexión con la naturaleza.

Tras esta experiencia única, continuamos nuestra aventura rumbo a Cocha Blanco, una laguna aislada rodeada de bosque primario. Aquí abordamos un catamarán silencioso, que nos permite navegar sin perturbar la vida silvestre. En sus aguas tranquilas, hay grandes posibilidades de ver nutrias gigantes, tortugas, monos en las copas de los árboles y caimanes enanos camuflados entre la vegetación acuática.

Luego de explorar la laguna, nos detenemos en la orilla del río para disfrutar el almuerzo, mientras un moto carguero nos espera para trasladarnos hasta el Blanquillo Lodge, donde pasaremos la noche.

Una vez instalados en este acogedor alojamiento, nos preparamos para una caminata interpretativa por la selva, guiados por un experto que nos ayudará a identificar huellas, cantos de aves y especies escondidas entre los árboles. Caminamos por unas dos horas, en busca de aves endémicas, mamíferos pequeños y flora exótica.

Al regresar al lodge, nuestro cocinero nos recibe con una cena deliciosa, elaborada con ingredientes locales. La jornada termina con un merecido descanso, rodeados por los sonidos naturales del bosque.

Día 7: Blanquillo – Puerto Colorado – Puerto Maldonado

Hoy nos despedimos de la selva amazónica con el corazón lleno de experiencias inolvidables. Muy temprano, antes del desayuno, salimos a contemplar la salida del sol sobre la selva, un momento sereno y mágico. La luz dorada se filtra entre los árboles mientras escuchamos el canto de las aves y los sonidos profundos del bosque que despierta. Es una oportunidad especial para reflexionar y conectar profundamente con la naturaleza.

A las 6:00 a.m., disfrutamos de un desayuno tranquilo rodeados por la atmósfera única de la Amazonía, acompañados por los sonidos suaves de la vida silvestre que nos ha acompañado durante el viaje.

Después del desayuno, iniciamos un viaje en bote de aproximadamente tres horas por el río, en dirección a Puerto Colorado. Durante el recorrido, realizamos algunas paradas estratégicas para observar aves, monos y otros animales que habitan en las riberas del río. La navegación es tranquila y permite seguir disfrutando del paisaje amazónico en todo su esplendor.

Al llegar a Puerto Colorado, cambiamos de transporte para continuar por carretera. El trayecto en vehículo dura cerca de tres horas hasta llegar a Puerto Carlos.

Finalmente, tomamos el último tramo del viaje hacia Puerto Maldonado, donde nuestro equipo los dejará en su hotel o, si lo prefieren, directamente en el aeropuerto, según el horario de su vuelo.

Este último día está pensado para cerrar la experiencia con calma, en contacto con la naturaleza y con tiempo suficiente para una transición cómoda hacia su próximo destino.